sábado, octubre 15, 2011

En esta vida o las que siguen...

De pronto dio vuelta a la esquina y lo vio. Estaba a no más de diez metros de ella, pero él no la notó siquiera. Ella se detuvo a mirarlo con detalle, parecía feliz, estaba con alguien más y hacían ya varios años de que todo pasara... tal vez era momento de superarlo (de verdad). Creía que ya lo había hecho pero al verlo ahí se dio cuenta que no era cierto.


Pensó en la última vez que se habían visto, ya no la tenía muy clara y comenzó a darse cuenta de que su recuerdo se había convertido más en un deseo profundo. Casi no recordaba el tono de su voz y sin embargo aún le perturbaba un poco oír su nombre. Tomó asiento en una banca de piedra cercana, continuó mirándolo, aprovecharía cada segundo que no notara su presencia para advertir en él todo lo que realmente era y deshacerse de aquél extraño sentimiento que la había perseguido desde la ruptura.

Entonces recordó la historia que escribió justo antes de que todo pasara, era una historia en la que había volcado todos sus sentimientos por él, pero no el verdadero, sino el que le gustaría que fuera. Comprendió entonces que no se había enamorado de él sino del personaje que había creado para sí misma. Así, de pronto y como un golpe seco, vino a ella el momento de aquél primer beso, el primero de todos; esperaba que fuera la experiencia más increíble de su vida (o al menos de lo que había vivido hasta entonces) pero recordó que no había sido así. Revivió el preciso momento en que lo vio acercarse a ella decidido a hacerlo, tenerlo de frente a menos de un centímetro de su rostro y luego sentir los labios de alguien tocar los suyos por vez primera y aunque estaba emocionada por ello, el mundo no se detuvo.

Volvió a verlo una vez más, nada había sentido en aquél entonces así que, ¿por qué sentir algo ahora? Resultaba una idea ridícula, así que continuó pensando en su pasado para hallar ahí las claves que le llevaran a olvidarlo de una buena vez.

Pensó en las llamadas, en las visitas, en las salidas, en las pláticas y ahora que podía verlo desde otro punto se daba cuenta que no había estado feliz con nada de aquello, parecía que podía conformarse con ello porque estaba demasiado sola o enamorada de una mentira, su propia mentira; estaba demasiado ciega como para creer que aquello no le llenaba del todo. Eso no quería decir que no hubieran tenido buenos momentos, porque los tuvieron, pero no inclinaban la balanza a favor.

Entonces creyó que estar ahí era un error, estar ahí no era mas que volver a lo mismo, tener el mismo sentimiento una y otra vez, estaba harta de ello. Se convenció de que (esta vez) en verdad había terminado con todo eso: con él, con su historia, con sus anhelos y fantasías, todo podía terminar justo ahí y justo en ese momento mientras lo veía besar a alguien más que, seguro sentía algo que ella jamás había sentido a su lado.

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Se abrazaban con ternura, disfrutaban tanto la compañía uno del otro que resultaba fácil entender por qué estaban juntos. Ella le miraba como si hubiera esperado toda una vida (o tal vez más) para estar con él. De pronto él sintió un escalofrío recorrer su espalda y volteó de inmediato, algo no andaba bien. Miró en una dirección específica, como atraído y se sorprendió de eso, fijó la vista en aquello que había llamado su atención; aunque se trataba sólo de una banca de piedra, le producía un extraño vacío en el pecho mirarla y entonces, casi sin querer, la recordó. Recordó a aquella chica de la que se había enamorado una vez, ojalá las cosas hubieran sido diferentes pero, si no había sentido eso en aquél entonces, ¿por qué hacerlo ahora y justo en ese momento? Continuó pensando en ella, tal vez así hallaría la manera de hartarse de su recuerdo y desecharlo de una vez por todas.

Después de todo, ambos volverían a experimentar el mismo sentimiento una y otra vez, fuera en esta vida o en todas las siguientes porque quisieran o no, estaban destinados a vivir uno dentro del otro, fuera como un recuerdo borroso o una fantasía efímera.

sábado, junio 04, 2011

Vagando...

Y estoy aquí de nuevo, tarde, pensando qué es lo que hago mal...

Mi mente se niega a concentrarse, está dispersa, últimamente lo está todo el tiempo, eso no me gusta...

Solitaria, perdida entre mis pensamientos, me da miedo pensar que cada vez que me voy, me cuesta más volver... tal vez llegue el día en que definitivamente no regrese jamás...

Además ¿qué iba a saber yo que no funcionaria? De cualquier manera si tuviera que pasar por ahí de nuevo, lo haría todo igual sin dudarlo...

No sé si se supone que deba sentirme así... tal vez sólo sea esta noche, total, los pensamientos sólo atacan de noche, como todo lo que nos asusta desde pequeños...

¿Mañana? No, ni pensarlo, tiene años que no voy... igual no tengo ganas... no creo que quiera verme ahí... ¿o si?

Mientras él cuenta esa historia yo pienso en la otra... en la que él no quiere contar...

Ah si! ¿En qué estaba?... bueno, tal vez lo recuerde algún otro día....

viernes, febrero 11, 2011

Los extraños placeres de tu ausencia...


Me encantaba molestarlo, confieso que me producía un extraño placer, uno que no soy capaz de explicar.

Algo llamó mi atención la primera vez que lo vi, parecía tan serio, tenía porte, incluso era tan atento que ganó mi agrado de inmediato. Muy pronto descubrimos que éramos demasiado parecidos, teníamos muchos puntos en común así que era fácil abordar casi cualquier tema con la misma loca pasión. Nada nos costó hacer amistad de inmediato, encontramos en el otro la comprensión que nos faltaba de los demás. Nuestras pláticas solían extenderse por horas, siempre divertidas; éramos tan parecidos...


Al pasar el tiempo ganamos confianza uno en el otro y la cordialidad se fue perdiendo, lo más extraño fue que las salidas dejaron de ser tan inocentes, los abrazoas eran más que efusivos y las miradas tramaban algo y ambos estábamos conscientes. La atracción llenaba nuestras mentes y dirigía nuestras acciones de tal manera que fue casi imposible apartarnos uno del otro.


Cuando intentamos separarnos era demasiado tarde, era terrible a lo que habíamos llegado: nos necesitábamos. Hasta donde sé, necesitar algo es lo más grave que alguien tenga que soportar y sin embargo ahí estábamos, en una relación de necesidad mutua, algo casi enfermizo


Aunque estuviésemos juntos, la verdad era que no nos gustábamos tanto como para estarlo. Peleamos infinidad de veces para luego reconciliarnos otras tantas, discutíamos en serio y tal vez hasta nos odiábamos, pero por alguna razón que ninguno de los dos acababa de entender, debíamos estar juntos, no podíamos separarnos. No se trataba de los dos, sino de una lucha interminable con nosotros mismos como si se tratase de un autocastigo.


En algún momento los abrazos tiernos y las miradas amorosas desaparecieron de nuestras vidas, en lugar de ello apareció frente a nosotros la posibilidad de los encuentros cuerpo a cuerpo y las miradas incitadoras a no sé qué clase de cosas más. Ese día ambos sentimos un regocijo enorme y una ira incontenible, en verdad no pudimos contra eso... Recuerdo haberme lanzado contra él en una loca lucha que se debatía entre la euforia y la cólera, todo lo que sentíamos estaba desbordado... era ya muy tarde para separarnos...


Tal vez hasta lamento que llegaramos a tanto, éramos tan buenos amigos... ahora ya no importa, tengo todo bajo control. Me aterra pensar que deshacerme de él era la respuesta para deshacerme de la necesidad y es que después de todo, él era tan lindo...

jueves, febrero 10, 2011

La duquesita...


... un dibujo para variar no???

La rana en mi habitación...

Hace días trabajaba tranquilamente frente a la pantalla de la computadora, era ya bastante tarde porque la verdad las buenas ideas vienen sólo de noche y no las culpo de ser noctámbulas, el mundo de día es bastante difícil. En fin, mientras arreglaba algunas fotografías, y considerando que todo a mi alrededor estaba silencioso como un sepulcro, pude oir un ruidito extraño proveniente de alguna parte de mi cuarto, en realidad no podría definir de donde pero sonaba como el croar de una pequeña rana.

Por supuesto asumí que el sonido tal vez provenía de las bocinas, ya son bastante viejas, así que estuve en silencio otro rato para ver si podía captarlo de nuevo e identificar que efectivamente provenían de las bocinas, sin embargo no sucedió nada.

Al día siguiente me encontraba trabajando tranquilamente en el restirador cortando algunos trozos de cartón, no hace falta decir que de nuevo trabajaba de noche, y mientras colocaba una escuadra en su lugar escuché de nuevo el sonido extraño. La sorpresa se presentó al momento en que recordé que la computadora no estaba encendida y esta vez el sonido parecía provenir de mi cama, como si se tratase de una broma para volverme loca. Traté de no prestarle mucha atención para no distraerme del trabajo pero me quedé bastante inquieta con lo acontecido aquella noche.

Desde aquél día la he escuchado con tanta regularidad que hasta me he acostumbrado un poco a ella y en cuanto la escucho trato de identificar de dónde proviene, encontrándome con que unos días viene de la parte trasera del monitor, otras veces de mi cama, de debajo de ella, de mi clóset e incluso del techo así que para tranquilizar mi alma he decidido darle una conclusión al sonido aquél parecido al croar de una pequeña rana.

Así he llegado a una conclusión: en mi cuarto habita una pequeña rana invisible que se pasa la vida haciendo ruiditos por las noches para distraerme del trabajo o para volverme loca... cualquiera que sea la razón, ella está ganando.

miércoles, octubre 06, 2010

Añoranza Efímera...

Lo miró directamente a los ojos y percibió por última vez su aroma. Le quedaba más claro que nunca que hacía lo correcto, aunque caminar a su lado le hizo pensar por momentos si acaso aún hablaba de ella con sus amigos.

¿Qué era lo que diría?¿Lo diría con cierta melancolía en la voz, o ya sólo lo contaba como cualquier otra anécdota de su vida? O en todo caso, si es que ya no lo contaba a nadie, cuál era la razón por la que había decidido enterrarlo en lo más profundo de su ser, fingiendo que todo estaba bien, soportándolo todo: el desprecio, el abandono, el rechazo y la indiferencia que ella debía hacerle notar, dejarle claro.


...Ese maldito aroma...

...Esa estúpida maldición, ¿acaso no la abandonarían nunca?

Tal vez estaba obsesionandose con ello (de nuevo...) pero es que verlo así le producía cierta pena, a ratos sentía que era la villana de esa historia que vio pronto su final, que apenas vislumbró el inicio en una fatídica tarde de soledad, mientras dos personas hablaban envueltas en el misterio de la personificación.

Acaso en ese momento, alguien muy lejos de ahí pensaba también en la añoranza que produce la soledad... al final todos lo hacen...

miércoles, junio 30, 2010

A Veces Le Quiero...


A veces creo que puede ser él, otras tantas pienso que seré una más y de pronto ve en mí su razón de ser mejor, entonces ¿qué se propone con eso? Acaso deba entregarme a este vaivén de sensaciones que provocan sus palabras, cada una certera y letal.


De pronto falta el aire y las ganas de sonreír desaparecen pensando que no debe ser, pero ¿qué sí debería? Un intento más al mundo no le hará daño a nadie, pienso, y todo parece cobrar vida tomando un orden extraño dentro de mi cabeza que ya está demasiado lejos para cuando le necesito. La sensación dentro crece cada vez más y retumba con fuerza en cada uno de mis pensamientos, se apodera a tal grado de mí que me es imposible escapar a ella y me veo enfrascada en una lucha interminable que no me llevará a ningún lado, no quiero dormir esta noche pensando en él...


Encuentro cada una de esas frases dentro, nadando y regocijándose por la victoria que pronto verá la luz, entro en pánico pensando que en algún momento no podré dar marcha atrás y me traicionan las ganas de rendirme ante tal revelación. Me doy cuenta de cuán fácil sería abrir la puerta y dejarle entrar, hacer a un lado todo lo que le impida el paso y darle la bienvenida a las palabras cálidas pero tan sólo imaginar lo pesada que sería la culpa me hace aferrarme a la llave con fuerza casi hasta incrustarla en mi palma derecha para no olvidar por qué no debo hacerlo.


Él está ahi afuera, esperando, eso no es problema pues ha esperado tanto tiempo que ahora sólo es cuestión de empujar otro poco. Sólo falta presionar un poco más y todo sucumbirá, me temo que es así y él se alegra de saber que así será... no lo imagina, lo sabe. Falta poco, se dice y eso le inyecta nuevas energías, nuevas esperanzas, le da más razones para esperar.


Y ahora estoy contra esa puerta, sintiéndome señalada por todo aquello que me rodea, imaginando lo que me haría la vida si fuese tan débil como para abrir esa oportunidad que él tanto desea y que tal vez hasta yo espero que llegue. El tiempo se reduce y con él la espera, acaso sea vencida pero no lo sabré hasta aventurarme allá afuera. Adentro está a punto de desaparecer y me preparo para lo que vendrá, una vez librada la valla no habrá marcha atrás... hay tantas razones para quedarme justo donde estoy que me obligan a ir afuera para darme cuenta que no hay nada qué perder...


De un sólo golpe se abre la puerta y me doy cuenta que he caido en la trampa de palabras dulces, esa es la única verdad, le odio por eso y aún más, pensando que algunas veces le quise; ya no puedo volver atrás, ahora es él o yo, de ninguna manera será "nosotros" ¡eso jamas! Nada valen ya las palabras dulces, las frases profundas que se sentían sinceras, las caricias verdaderas con la mirada, ahora sólo hay que terminar con esto, será un duelo a matar o morir...


...y pensar que aveces le quise...

lunes, marzo 29, 2010

Resignación...




Está ahí cada tarde, sentada frente a la ventana con un asunto en la cabeza que no la deja ser, un asunto que ha estado ahí hace apenas unas cuantas semanas, pero no se va y teme que a la larga le traiga problemas. Todo eso se trata de su relación con Edgar, no tiene un problema en concreto con él, hasta ahora son un pareja feliz, unida y son sinceros el uno con el otro; sin embargo, hace poco ella comenzó a temer el hecho de que tal vez no pueda jamás pertenecer a su mundo, y no al mundo donde están ella y él, sino al mundo en el que está él y todo lo demás, en el que ella casi no encaja, en el que definitivamente se siente perdida si él no la toma de la mano y el problema es que a veces olvida hacerlo. No cree que sea culpa de ninguno de los dos, pero aún así siente que la situación se torna difícil. Hay tantas cosas que la alejan de él, como el hecho de que no puede salir con él como quisiera, que viven tan lejos uno del otro, que hay tan poco tiempo para verse, todo eso se muestra como una brecha entre los dos. Ella tiene miedo de lanzarse al otro lado de la brecha y ver todos sus esfuerzos perdidos si es que él no siente igual. No quiere pasar por lo mismo, no otra vez…



En fin, todo eso le ha estado dando vueltas en la cabeza, una tras otra. No le gusta sentirse perdida pero es que en el mundo de Edgar lo está irremediablemente, entra en pánico y tiene ganas de llorar… de tristeza, de coraje, de sentirse mal por estar ahí sin que él pueda notarlo.



¡Vaya suerte la de este tipo!, con lo tranquilo y relajado que es para ver la vida se vino a topar con la mujer más sentimental que existe, la más complicada, la que trata de analizar la manera en que la toma de la mano, la manera en que la mira, si la abraza y, si no lo hace, es capaz de preguntarse todo un día por qué no lo hizo, qué es lo que pasó y si acaso él se da cuenta de que ella está rara; pero él no lo hace porque él, a su manera, también espera, espera que ella lo mire y le diga lo que no le gusta, que le diga si algo pasa pero desafortunadamente para él, ella no sabe cómo hacer eso, cómo ser ligera, cómo darse cuenta sólo de lo esencial y no de los pequeños detalles confusos que complican todo… ¡ah, vaya suerte de los dos! Sin embargo siguen, uno junto al otro y eso le da todavía más para pensar, se vuelve algo horroroso al llegar la noche, la mente no encuentra descanso.


Y de pronto, ahí está de nuevo, esa opresión en el pecho, ese nudo en la garganta, ese algo que daría lo que fuera por oír al ser querido en ese momento diciéndole que no se preocupe, diciéndole que la quiere, pero eso no pasa y tampoco la opresión del pecho. Ahí está y ella lo sabe, y tal vez por eso teme. Tal vez por eso es que se queda despierta hasta pasada la media noche con la esperanza de que el teléfono suene, no importa cuánto sueño tenga o cuán cansada se encuentre, todo puede esperar si el timbrar se oye… y entonces, ¿dónde queda ella?


Y tras haber pensado todo esto se siente una ridícula sentimental y sonríe como si nada pasara, pero pasa y ella lo sabe, es por eso que después se recuesta y llora sin que nadie lo note, no hay para qué hacer un drama, al fin sólo se trata de cómo ella ve la vida. Al día siguiente despierta como si nada pasara, la opresión sigue ahí y ella sabe que no se irá, pero mientras puede ignorarla, hasta que alguna duda surja y la reviva aún más dolorosa y profunda. Sonríe, porque no le queda otra manera de enfatizar lo que siente, sabe que no es buena externando sus sentimientos, sus emociones, sabe que le hace daño guardarse dentro tantas cosas pero aún así lo hace, así es ella.



Cuando suena el teléfono se alegra, y todo lo que sufrió la noche anterior pasa a segundo término, total, la vida es para vivirse ahora ¿o no?, en el presente, ¿qué más da lo que haya pasado ayer? si sólo con una llamada tratará de olvidarlo. Persona más complicada…


De cualquier manera se siente segura de saber que siempre hay un mañana…

sábado, marzo 20, 2010

Caprichos...

No quiero ir a verlo, me da terror sólo pensarlo. Me he encerrado durante mucho tiempo en mi habitación, ya no deseo escuchar los reclamos de mamá; simplemente no puedo ir, no quiero.

Creo que no he conseguido dormir en tres días, apenas he salido para ir al baño y comer casi nada; no he tenido hambre en tres días, pero le partiría el corazón a mamá si no probara todos los platillos que prepara. Nunca ha cocinado tanto como ahora.

No entiendo por qué pero, aún siento un vacío en el estómago, una opresión en el pecho, me cuestra trabajo respirar, siento que me estoy volviendo loca. La ansiedad me ronda casi todo el día, tanto así que he mordido mis uñas casi hasta sangrar, me veo tan mal... en realidad creo que me veo como me siento, tal vez necesito un baño.

Camino hacia la tina arrastrando los pies, oyendo a mamá detrás de mí, proponiéndome salir, -Ahora no- le digo, - ... necesito un baño... - y ella sonríe maternalmente, pensando que el resplandor está por regresar, que ha llegado la resignación.

Cierro la puerta y el sonido que hace el pasador al girar aún hace eco en mi cabeza, cinco segundos después todavía lo escucho, diez segundos, veinte y sigue ahí, no me deja olvidarlo, acaso sea importante...

El agua tibia sale de la llave, se deposita ligera en la tina creando ondas continuas; cuando está a punto de desbordarse, giro la llave y el chorro cesa.

Poco a poco veo las prendas caer al piso, cuando me doy cuenta ya estoy desnuda. Mi cuerpo es pesado y se niega a moverse; una lágrima corre por mi mejilla y luego otra, brotan una a una resbalando por mi rotro, mi cuello y hasta perderlas de vista. De pronto he dado un paso, otros tres y estaré justo a un lado de la bañera, las piernas me pesan terriblemente, es como si se resistieran a llevarme hasta ahí, ¿por qué?

Me sumerjo en la tina, el agua está más fría de lo que creía, pero eso ya no tiene importancia; las lágrimas no cesan y entonces recuerdo que es jueves. Mis brazos flotan como peso muerto, la opresión en el pecho se ibera de pronto como un gemido de profundo dolor, va más allá de lo que haya sentido nunca, acompaña al llanto.

Cierro los ojos y vuelven a mí los recuerdos, me aplastan. El lunes llamaron muy tarde, llamaron para decirme que él había muerto... un accidente, dijeron, un auto a exceso de velocidad... fue al instante... y siento cómo se me quiebra el corazón, el espíritu, la voluntad. - No quiero ir a verlo... - digo entre sollozos y la opresión del pecho se libera un poco pero el vacío continúa.

Me siento desecha entre un mar de lágrimas y una tormenta de pensamientos. Estoy sentada con las piernas encogidas hacia el pecho y las manos sobre el rostro, haciéndome consciente de que he perdido la mitad de mi alma - ... no quiero ir...-.

De pronto abro los ojos y la veo escondida detrás de la llave: brillante, ligera y afilada, fría al tacto. - Ya no puedo más - me digo en un susurro y la deslizo por mi brazo húmedo y tibio. ¿Por qué estaba escondida?, me pregunto, mientras la hoja rasguña mi piel, mientras veo brotar mi propia vida. "No estaba escondida" dice una voz, que es la mía pero parece que no soy yo, "tú la pusiste ahí ¿recuerdas? Esa noche..."

El vacío es más grande que yo, me consume y recuerdo con claridad el lunes por la noche. Corrí al baño, mamá casi me descubre, no recordé cerrar la puerta, no giré el pasador... Yo la puse ahí.

Ahora todo lo que soy, lo que me mantiene viva, se mezcla con el agua tiñendola de inmediato y formando ondas caprichosas. Me cuesta mucho trabajo respirar, mis pies están pálidos y el agua a mi alrededor, helada. Ya no siento el vacío, creo que perderé el sentido... me embarga una sensación de alivio...

Después de todo, creo que iré a verlo...

jueves, diciembre 03, 2009

Cuando Las Cosas Pasan...


Aquella mañana llegó corriendo a la escuela, le faltaba un poco el aire y el clima frío no lo hacía más fácil. Comenzó caminando deprisa entre la gente que parecía no tener problema alguno, pero luego tuvo que correr para llegar pronto. Llevaba una caja de cartón con trabajos dentro, un portafolio de dibujo bajo el brazo y una enorme mochila al costado y a pesar de ello se movía con agilidad entre el mar de gente. Al fin, después de unos minutos vislumbro no muy lejos la entrada.

Corrió a lo largo del pasillo y subió casi sin aliento las escaleras; justo cuando entraba al salón se percató de que todos salían, lo cual le pareció sumamente extraño. Entonces se topó de frente con aquél chico, el que cada mañana le traía café, el que le hablaba con dulzura y que se mantenía a la distancia para que ella no supiera que le interesaba; se encontró con aquél chico que se había vuelto un buen amigo al pasar los meses.

"Hoy no habrá clases linda", le dijo incluso antes de darle los buenos días. Ella sonrió aliviada pues había llegado bastante tarde, en el fondo le molestaba terriblemente haber tenido que correr tantas calles pera llegar, pero sin importar nada, un dia sin clases siempre era buena noticia. Ambos salieron sin un plan fijo y caminaron sin rumbo un rato, hasta que se toparon con un pequeño parque que tenía una pequeña fuente al centro, y tomaron asiento en una de las bancas.

Charlaban de cualquier cosa, casi todo entre ellos resultaba buen tema de conversación, eran muy parecidos y en parte ayudaba a que llevaran tan buena relación, se entendían mejor entre sí de lo que cada uno podía hacerse entender con los demás. El sol comenzó a salir y el frío se redujo a nada, la calidez los embriagaba en ese ambiente lleno de tranquilidad y así de pronto, casi sin quererlo, ella recargó la cabeza sobre el hombro del chico, se moría de sueño, sólo eso (sólo tal vez)... Él no supo cómo reaccionar ante aquél gesto y se quedó tieso algunos segundos, luego volteó a verla y se dio cuenta de que ella en realidad era muy bella, más de lo que le hubiese gustado aceptar. Se quedó así, mirandola un largo rato, pensando quién sabe qué cosas pero todas con ella, sonrió y entonces, ella, despertó.

"Lo siento" dijo apenada, "la verdad sólo dormitaba" y dicho esto se giró hacia él para ver la expresión en su rostro, pero entonces, sin que ella lo esperara, él se acercó demasiado y por una fracción de segundo sus labios se encontraron. La chica se hizo a un lado y lo apartó con la mano de inmediato, había una total confusión en ambos. Ninguno de los dos se atrevió a decir nada, pero estaba de más porque todo era muy claro.

Ella se puso en pie muy confundida y tomó sus cosas, dio media vuelta y antes de partir se volvió y con lágrimas en los ojos dijo "¿Por qué lo hiciste? Sabías que tenías todo que perder, yo amo a alguien más", él sólo se encogio de hombros y escondió su profunda tristeza detrás de una sonrisa tímida. "No perdí, era todo o nada... y ahora sé que a ti también te entristece no darle una oportunidad a lo nuestro. Tus lágrimas me lo dicen todo linda...". Después de todo él tenía razón, ella lo sabía pero no quería arriesgarse a perder lo que tenía, no otra vez. Se fue deprisa con el corazón latiendole al cien y las lágrimas inundando sus ojos, después de todo él tenia razón...

A la mañana siguiente llegó como de costumbre a la escuela pero aquél día no hubo café ni buenos días... nada...

sábado, octubre 03, 2009

PuDoR eN eL mEtRo???


Mis pies dolían esa mañana, caminaba deprisa, ya era tarde. Caminaba entre la gente sin mirar a nadie, tal vez... seguramente, ellos tampoco me miraban, cada quien estaba inmerso en sus propios pensamientos, cada quien con sus tiempos, en fin. Yo casi corriendo con mi enorme portafolio pensando en porqué no había salido más temprano de casa.


Llegué a ese medio de transporte tan famoso y no por conocido... bueno sí, un poco, pero sobre todo porque tiene una fama, que bueno!!, en fin bendito metro, me ahorra el tráfico...a veces; la puerta se abrió justo frente a mi y al entrar pude sentir la húmeda calidez que lo caracteriza. Tomé asiento en uno individual justo al lado izquierdo de la puerta, justo donde termina el vagón, una chica se subió deprisa y se acomodó en el espacio vacío frente a mi.


Me miró una y otra vez, comenzó a intimidarme y justo cuando decidí que sería mejor cambiarme de lugar, ella tomó de su gran mochila un suéter o sudadera bastante grande y lo amarró por las mangas de la escalera de emergencia y hacia el tubo que tenía enfrente, sacó otra prenda y repitió la operación para cubrir su costado, de pronto sus brazos se alzaron y segundos después pude ver su blusa en el aire, "por dios!" pensé, "qué demonios hace esta mujer??". Así sin más, la chica se quitaba prenda tras prenda y sacaba otra de la mochila, se la ponía con esfuerzos y todo sin salirse de esa improvisada zona de comfort y pseudo pudor. Ante el asombro de todos los presentes en el vagón la chica se cambió por completo de prendas, retiró sus paredes improvisadas, las metió en la mochila y se bajó en Balderas como si nada.


Vaya que todos ahí quedamos conmocionados ante tal espectáculo, digo, he visto a mujeres "transformarse" al subir hechas un horror y bajar como reinas, pero eso era demasiado hasta para ellas. Yo considero que alguien deberia hacer un documental acerca de las transformaciones de las mujeres que viajan en metro, oigan, es todo un arte, sobre todo para no sacarse un ojo con el lápiz delineador mientras el vagón se agita como camión guajolotero, yo digo que tiene su chiste.


En fin, una experiencia más para contarse con respecto al metro. La verdad no dudo que esta sea la primera de muchas, sobre todo para mí que tiene siglos que no viajo en él. Pues bueno, suerte a todas esas mujeres que exponen su vida día a día viajando de esa manera en el TROME!!!

viernes, mayo 22, 2009

Un ViErNeS cUaLqUiErA

Ahí estaba yo, dentro del mar esordecedor de risas, gritos y pláticas sin sentido de las chicas en un salón de clases a la última hora de un día viernes... simplemente enloquecedor.

La maestra en turno y víctima de nuestra indiferencia, nos daba la clase, o por lo menos eso intentaba, de psicología; algunas chicas en verdad no creían útil esa materia sin darse cuenta que en ella radicaba todo el control del que no les gustaba ser víctimas; en fin, la profesora intentaba en vano mantener callado al grupo y la verdad es que nadie parecía tomarla en serio, y no porque tuviéramos algo en su contra, era más bien que su clase no lograba atrapar nuestra atención en el modo que ella hubiese querido.

Aún no conozco a algún chico o alguna chica de mi edad que pueda mantener puesta la atención en una clase a la última hora de un día viernes por más de cinco segundos ininterrumpidos y eso después de un examen de cálculo (sí, eso fue una proyección... volvamos), además con treinta grados de temperatura en el ambiente que te hagan hervir las ideas. Así que de ninguna manera me sentí culpable por divagar en vez de concentrarme en clase.

Algunas compañeras pasaron a exponer algo que no alcanzaban a entender por completo pero que igual trataban de hacerlo parecer "muuy" interesante, como casi todas. Hasta me parecía gracioso verlas ahí, tronando sus dedos y mirando con nerviosismo sus hojas de información como si aquello pudiese librarlas de su falta de apetito por el conocimiento y darles de pronto las respuestas que no habían encontrado dos semanas antes. ¡Por dios!, si así fuera ya habría leído cada párrafo de la biblioteca escolar y cualquier otra que estuviera a mi alcance, pero eso no viene al caso...

El paisaje en el salón era bastante alentador: algunas con cara de perdidas, otras dormidas tranquilamente sobre sus pupitre, podría decirse que yo mientras imaginaba la cara de angustia que tendrían al tener el próximo examen frente a ellas, simplemente encantador; algunas (las contadas excepciones) no perdían el tiempo y tomaban apuntes acerca de cada palabra que se decía, la verdad es que mi profesora tampoco era tonta y de que se las pagaríamos en algún momento era de lo que más seguras estábamos.

Es curioso, siempre he tenido la capacidad (no sé si para bien o para mal) de poder escuchar cada palabra de los exponentes aún cuando yo estoy en otra cosa, como escribiendo mis sensaciones de este día. La clase que se impartía: El desarrollo psicosexual, según Freud. No es que el tema no llamara mi atención, sino que las chicas no dejaban muchas cosas claras y mi imaginación se ve motivada por casi todo.

A mi lado estaba sentada mi amiga Daniela; no siempre me agradó, al inicio me parecía una persona demasiado desubicada y ahora que la conozco mejor me sigue pareciendo despistada pero es mi amiga y nos entendemos bastante bien, de modo que todo el salón queda dividido en seis grandes (¿grandes?) grupos: las fashion, las sociales, las "sanchez", las matadas, las rebeldes y en el último Dany y yo, es algo extraño... Bueno, el punto es que ella tomaba apuntes mientras yo iba en mis expediciones a la jungla de las ideas y cabe mencionar que no voy ahí seguido.

La clase avanzaba y al tiempo, aumentaban mis deseos de salir corriendo, trataba de relajarme pensando que al fin y al cabo ya era viernes...

viernes, marzo 06, 2009

El TiEmPo...


Y tiene tanto tiempo que no soy yo, que lo he olvidado, que he borrado sus mensajes, las imágenes, los aromas, que he borrado mi propia identidad, mis sueños, mi manera de hablar, mis ganas...


Hace tanto tiempo que deje de importarme por lo que los demás dijeran, que deje de tener amigas, que conseguí unas nuevas, que deje de llorar por días, que no juego en la lluvia, que no veo a mis compañeros de aventuras infantiles, que deje de tener miedo, que me decidí a hacer algo...


Hace no mucho tiempo volví a sonreír como antes, a tener confianza... casi, a mirar el atardecer, a comer dulces, hablar con las personas desconocidas, a valorar los momentos difíciles, a ver el lado positivo de las cosas, a ser tan fuerte como antes era...


Hace muy poco tiempo alguien me besó y cambió mi mundo, alguien me tendió la mano y la tomé, he vuelto a dibujar, me siento emocionada en algun momento del dia sin razón alguna, volví a reirme hasta quedar adolorida, he tenido a alguien en la cabeza casi todo el dia...


Hace relativamente poco tiempo alguien me dio una caja naranja que alegra todos mis dias...


Así entendí que todo es cuestión de tiempo, nada dura para siempre y siempre viene algo mejor... el tiempo sólo pasa, depende de ti quedarte ahì o no...

lunes, septiembre 29, 2008

CuAndO nO lO mErEcES...


Hoy he comprendido que siempre seré esa romántica empedernida que cree en el amor a primera vista aunque lo niegue y que, a pesar de que parezca tonto, se enamora bastante seguido. Hoy me di cuenta que siempre va a estar presente por más que quiera enterrarlo en el jardín trasero, pues podrá estar oculto, pero sé que siempre estará ahí de cualquier manera.

Odio la idea de sentirme así de fatal cada vez que llega alguien nuevo y luego se va, me marea la sensación de vacío que me generea la duda, la incertidumbre de saber si acaso él ha llegado a sentir una pizca de todo lo que en mí ha despertado y al final me despierta la fría y cruel realidad, casi siempre con una bofetada bien puesta en el rostro, para que duela, para que no se me olvide.

Me aterra el hecho de olvidar quién soy, de venderme por el ideal barato de una vida feliz, de encontrarme con la verdad de que los hombres siempre serán hombres y yo siempre seré yo. Ése es mi verdadero problema: YO SIEMPRE SERÉ YO!!!! Cómo huir a lo que eres, aún cuando no quieres serlo; cómo evitar sentirte como te sientes, si al final eso es todo lo que posees.

Si no tengo una nueva vida es porque en verdad no la merezco. Las vidas nuevas son para las personas que dejan atrás sus debilidades por difícil que esto resulte; las vidas nuevas son para personas nuevas, no para mí, yo sólo sigo siendo yo... no más... por mucho que eso me pese el día de hoy en esta noche tan solitaria...

viernes, septiembre 26, 2008

La NoChE d LAs PreGuntaAs...


A pesar de todo, no he podido dejar de cuestionarme acerca de cada cosa que hago. Es increible cómo cualquier decisión me lleva a elaborar complicadas preguntas cuya respuesta, más que compleja, raya en lo absurdo.

He decidido avanzar, ir más allá, superar las barreras y conocer nuevos territorios, pero justo cuando estoy más decidida a hacerlo, mis experiencias del pasado me condicionan y dictaminan cómo debo vivir mi presente. "Cuidado", me dice esa voz enloquecedora que habita en mí y para nada me convierte en una desquiciada... "No sabes qué es lo que realmente quiere". Pero si yo no quiero nada, le digo y se mofa de mí, seguramente mascullará entre dientes que soy una ilusa, qué puedo hacer? "Piensa en las desventajas, acaso no te has puesto a pensar en eso que los hace tan diferentes?" dice esa voz a la que trato de ignorar. Pero qué hacer cuando yo también estoy de acuerdo, cuando determino que no me importan las diferencias?

Esa voz es cruel, a veces realista, otras veces chantajista y hasta exagerada, hay noches enteras en las que no puedo dormir con sus reproches o dudas infundadas. Introduce el miedo y la incertidumbre en mi corazón y por más que intento no puedo ya pensar en todo lo que podría salir bien, sólo repaso en mi mente todas esas preguntas que han surgido entre el momento de recostarme en la cama y el de poder conciliar el sueño.

Descubrí entonces que mi problema, literalmente, es pensar. Y así llegué a la conclusión de que no volveré a pensar más en toda la gama de posibilidades y diferentes escenarios para mi vida, la próxima vez me guiaré sólo con el instinto y dejaré que mi propia impulsividad me lleve hasta donde quiero llegar y no me atrevo. La voz tal vez continúe ahí pero tal vez, y sólo tal vez, si la ignoro llegue un momento en que ella también se fastidie de mi actitud y salga corriendo...

martes, septiembre 23, 2008

CaMinAndo BaJo La LluViA...




Aquél día esperaba que fuera sólo una tarde más, una de tantas tardes que hemos pasado juntos. Digo, la verdad es que no hemos pasado muchas pero digamos que suficientes sí.




Llegué un poco tarde, para variar, la verdad es que odio vivir tan lejos pero uno no siempre tiene lo que desea. En cuanto lo vi supe que algo estaba pasando, aún me niego a creerlo pero es que es tan obvio! Cómo ignorar algo así!! En fin, llegamos al lugar donde planeábamos comer y digo planeábamos porque nos desviamos tanto que ni siquiera pudimos hacerlo, comenzamos a caminar alrededor de la plaza. El día estaba nublado y a penas si llovía, caminábamos no muy cerca, no muy lejos uno del otro. Mi corazón estaba acelerado al mil, no podía entender cómo ese sujeto me provocaba tantas cosas, antes otros sujetos habían llamado mi atención muchas veces pero estar con él era diferente.




En nuestro andar nos cruzamos con una cafetería y con el frío que hacía, algo caliente no nos caería mal. Confieso que me gusta mirarlo cuando él está distraído en algo más (como comprar café...) me gustan sus gestos y actitudes; es serio en los momentos serios, atrevido cuando quiere conseguir algo, responsable y sin embargo aún conserva ese carácter infantil gracias al cual nos entendemos tan bien.


Caminamos hacia un pequeño parque, nos sentamos bajo la copa de un gran árbol, vimos caer la lluvia suave y ligera sobre el pavimento oscuro. Me cuesta un poco aceptar que nunca he tenido una sensación parecida en un cuadro tan perfecto como el de aquella tarde...




El gesto final fue el marco perfecto, él tomo mi mano y yo, no necesitaba más... tal vez me estoy enamorando, tal vez él ya lo sepa...




Con todo esto no pretendo llegar a una conclusión, sólo he decidido que si hemos de comenzar bien, por qué no en un cuadro tan perfecto...